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“Para que mi padre deje de tomar”
Autor
Padre Fernando Pascual L.C

 

Un domingo en un pueblo del corazón de México. Al final de la misa, el sacerdote invita a varios monaguillos a ponerse de rodillas ante el altar. Quiere que recen un momento, que presenten a Jesús Eucaristía sus deseos y sus intenciones más profundas.

El sacerdote hace la primera petición: “por la paz en el mundo”. Luego uno de los chicos pide por su hermano, que es seminarista. Poco a poco los niños lanzan sus peticiones. Hasta que al final, uno de ellos dice: “Pido por mi padre, para que deje de tomar”.

Dios, desde el cielo, debería ver esa escena sencilla, familiar. Unos niños, un sacerdote, una iglesia, un pueblo de México. Y la oración por un problema que deja tantas heridas, que produce tanto daño, que crea infiernos en miles de hogares de todo el mundo.

El alcoholismo provoca penas muy profundas en los adultos y en los jóvenes que caen en esta terrible dependencia. Pero produce problemas quizá mucho mayores en los familiares: el esposo o la esposa, los padres y, sobre todo, los hijos.

La oración de este niño no sólo reflejaba el drama que estaba viviendo su familia. Expresaba, sobre todo, el cariño. Porque duele mucho el que alguien a quien queremos esté atrapado en un vicio tan desagradable, con todas las consecuencias que las borracheras producen en los hogares. Porque el padre sigue siendo padre, y los hijos desean de corazón que deje de tomar, que empiece a ser bueno, que no grite ni golpee a la madre, a los hermanos...

“Pido por mi padre, para que deje de tomar”. Es una oración dolida, sincera, confiada. Dios puede conceder este milagro. Quizá hoy mismo algún adulto dé los primeros pasos para romper con este vicio. Entonces será capaz de ser lo que él mismo desea sin haberlo logrado hasta ahora: ser un esposo lleno de cariño, un buen padre de familia, un ciudadano honesto, un agradecido hijo de Dios y miembro de la Iglesia. Ser lo que su hijo pide a Dios: alguien que deja un vicio para iniciar una verdadera vida llena de ternura.
 
 Fuente:

autorescatolicos.org

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