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Evolución del matrimonio
 
Autor
Camilo Valverde Mudarra

 

En todo lugar, se encuentra la misma situación: en la sociedad egipcia, la mujer fuera de casa no tenía ningún poder. 

En el mundo griego, la mujer no tenía más derechos que los atribuidos a la egipcia. La ley autorizaba el divorcio y el repudio sin tener que alegar motivo alguno. Sólo, en el caso de malos tratos, podía la mujer obtener la disolución del matrimonio. En Roma, la familia era patriarcal. El “pater familias” tenía todo el poder y autoridad absoluta sobre los integrantes de la casa. La mujer romana, aunque sometida siempre al varón, gozaba de mejor posición que la griega.

En la sociedad musulmana, la civilización islámica, asentada en parte de los territorios de los Imperios Romano y Persa, toma y asimila muchos de sus aspectos culturales y artísticos. La familia es la célula básica de la sociedad musulmana. El padre tiene la suprema autoridad y dispone de la vida de la mujer adultera y puede casar a los hijos a su voluntad. La mujer cuidaba y educaba a los hijos hasta los siete años, pero las niñas continuaban con ella. Encerrada en la casa o en el harén, no tiene, no gana en consideración ni de mayor reconocimiento en la vida familiar ni social. 

La situación en la Edad Media, no cambia mucho. Se impone la familia nuclear o conyugal, integrada por los esposos y los hijos solteros. Su fundamento estaba en el poder del padre, que administraba los bienes del matrimonio y la mujer era considerada colaboradora del cónyuge.

En la sociedad del Antiguo Régimen, dilatado periodo -s. XVI al XVIII-, pese a los cambios sobrevenidos con el Renacimiento, no se producen grandes avances ideológicos. Las nuevas ideas, introducidas en el siglo XVI, desde el humanismo cristiano preconizado por Erasmo de Rotterdam, no extinguieron totalmente la misoginia procedente de los tiempos bajomedievales. 

En la sociedad industrial, comienzan los signos del cambio.

Por difícil que resulte entenderlo, el hecho de sometimiento y abuso de la mujer, en la mayoría de las civilizaciones, ha estado vigente hasta que las colonias inglesas de América del Norte se emanciparon de la metrópoli. Se comenzó a vindicar y exigir la liberación femenina. Allí, se inicia la lucha por los derechos de la mujer. Y fue en 1792 cuando Mary Wollstonecratf publicó su Justificación de los derechos de la mujer. Entonces la proclamación de independencia era un hecho y los Estados Unidos una nación entre las naciones. Pero, todavía, el pueblo era únicamente el hombre, y, en la cosa pública, eran muy pocos los que podían entender la participación y el concurso de las mujeres, que hubieron de organizarse, y luchar durante largo tiempo, para conseguir que se respetasen y establecieran sus derechos, como ciudadanas en rango de igualdad con los varones.

En la vieja Europa, la Revolución Industrial alteró el antiguo orden y se produjeron cambios sociales irreversibles. 

A finales del XVIII, con el desarrollo de las ideas ilustradas y de la burguesía, la mujer ganó libertad e independencia. En los salones de muchas de ellas, se iban difundiendo las nociones que vendrían a ser fermento de la Revolución de 1789.

Precisamente, el acontecimiento de mayor transcendencia de la historia moderna ha sido la “Revolución Francesa”. De modo que no sólo trasmutó la faz de Francia, sino que sorprendentemente, consumiendo las antiguas tradiciones, trastocó los cimientos de toda Europa, transformándola por completo y del mundo entero haciendo rodear la página de su historia.

Fenómenos muy especiales y concretos que se suceden en el s. XX tienen gran repercusión en los cambios sociales. Las dos confrontaciones bélicas mundiales y el enfrentamiento de años, entre dos bloques de influencias e ideas contrarias, traerán consigo una mentalización de derribo de viejas ideas y aires nuevos de cambio.

La entrada de la mujer en el mundo del trabajo y la presión de los movimientos feministas ha favorecido su independencia y, a la vez, ha ocasionado la desaparición de la omnímoda autoridad del esposo. Ambos cónyuges tienen los mismos derechos y los mismos deberes familiares. Al unirse inician un proyecto común. Se impone la familia democrática y nuclear.

El mundo cambia y se va abriendo a novísimas concepciones. 

 
 Fuente:

autorescatolicos.org

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