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 San Isidro de Sevilla (556-636) Matrimonio y familia
 
Autor
Padre Mariano Esteban Caro

 GLORIA DE LA IGLESIA ESPAÑOLA


Es San Isidoro de Sevilla (c. 556- 636) una de las glorias de la Iglesia española. Fue el más erudito de su época y el alma de la vida cultural de de la España visigoda del siglo VII. Escribió obras sobre las más diversas materias, siendo “Las Etimologías” su obra más genial y una verdadera enciclopedia.
Sucedió a su hermano San Leandro en la sede metropolitana de Sevilla y, desde ese momento, es en la práctica la cabeza de la Iglesia española. Presidió el II Concilio de Sevilla (año 619) y el IV de Toledo (año 633) de trascendental importancia religiosa y política. Moría este santo Arzobispo el día 4 de abril del año 636.

MATRIMONIO Y FAMILIA


También escribió San Isidoro sobre el matrimonio y sus ceremonias, así como sobre la familia. Es un antiquísimo testimonio de cómo se casaban los cristianos hispanos en aquella época.
Según San Isidoro, el hombre, para elegir esposa, se fija en la belleza femenina, en sus buenas costumbres, en su familia y en su situación económica. Insiste el santo Arzobispo en que deben ser las buenas costumbres las que más peso tengan a la hora de la elección. Asimismo, -añade este Padre de la Iglesia- la mujer se fija en el valor del hombre, en su familia, en su buena presencia y en su “sapiencia”, que es una mezcla de virtudes, inteligencia y sensatez.
Para San Isidoro el sacramento se llama así porque “bajo su envoltura de cosas materiales, la virtud divina lleva a cabo su secreto poder salvador”. En este caso, la gracia de Dios propia del matrimonio así como sus compromisos, son expresados en los diversos ritos y signos de la ceremonia de bodas.

CEREMONIA DE BODAS


Refiere San Isidoro la costumbre del anillo, que ponía el novio en el dedo anular de la mano izquierda de la novia, porque en este dedo, según la tradición de la época, hay una pequeña vena que va directamente al corazón. Este “anulus fidei” comenzó siendo de hierro y se colocaba como señal de fidelidad, unidad y amor. Se imponía mientras el sacerdote recitaba una oración pidiendo la unidad, fecundidad y prosperidad de la pareja. Antes se había hecho entrega de las “Tablas de Dote” y la novia había sido presentada al novio por la “Pronuba”, que unía sus manos. Después el sacerdote bendecía a los esposos y el diácono los unía con una banda blanca y encarnada como “Yugo”, que significaba la concordia y la unión para siempre.

VIDA MATRIMONIAL Y FAMILIAR


Tres son los fines del matrimonio, nos dice San Isidoro: los hijos, la ayuda mutua y la vivencia, en este marco, de la fuerza de la sexualidad.
El “Paterfamilias” cristiano en su cariño no debe hacer distinción entre la condición del esclavo y la del hijo. A todos debe tratar con igual amor, sean hijos o empleados, dice nuestro Santo.

 
 Fuente:

autorescatolicos.org

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